Hace mucho tiempo existía un rey muy rico llamado Midas quien amaba el oro más que nada en el mundo. Amaba su reino sólo porque era de oro, su corona y a su hija, Iris. Para él le resultaba dificil decidir cuál era su mayor amor, su hija o su oro.
Midas quería ser el hombre más rico de todo el mundo, era feliz, pero en el fondo sabía que no era tan feliz como podría serlo si tuviese aún más oro. Un día, estaba contando sus monedas en el sótano donde guardaba su oro y de repente apareció Baco, el dios de la felicidad. Baco le dijo que era un hombre inteligente, que jamás había visto tanto oro como el que tenía en su palacio. Midas le dijo que a pesar de eso no era el ser vivo más feliz sobre la Tierra. Qué es lo que te haría realmente feliz? - preguntó Baco-. Midas le dijo que todo lo que deseaba era que todo lo que él tocara se convirtiera en oro. Estaba muy seguro de que eso necesitaba para ser feliz.
Al amanecer Midas despertó muy emocionado, pues se dio cuenta que su toque de oro funcionaba con absolutamente todo a su al rededor. Incluso convirtió en oro un regalo que su hija había bordado en colores para él, pero no le importaba. Bajó a desayunar y finalmente se dio cuenta de su gran error; pensó que moriría de hambre, pues la comida que tocaba se convertía en oro, así que se las ingenió para hacer que un pan tostado cayera justamente en su boca, pero no se percató de que este al entrar en su boca se convertiría en oro, así que le quemó toda la garganta provocandole un gran dolor y sus lágrimas comenzaron a caer. Su hija iris, asustada, lo vió y se acercó a él dándole un abrazo. Midas tardó en liberarse de los brazos de metal que lo rodeaban. Salió gritando del salón y se fue a refugiar a su sótano de oro. Por un momento deseó ser el hombre más pobre del mundo, si sólo con la pérdida de sus riquezas pudiese recuperar a su hija. Baco apareció de nuevo y esta vez le preguntó si se sentía feliz con el toque de oro. Midas negó eso, dijo que era el hombre más infeliz. -Baco le hizo una pregunta-¿Cuál de las dos cosas crees que valgan más: el regalo del toque de oro o tu propia hija?. Midas gritó que su hija, dijo que no hubiera dado ni un cabello de oro para convertirla en oro completamente. Baco le respondió que ayer era un hombre listo, ahora era un hombre sabio. También le dijo cómo revertir el efecto del oro unicamente mojandose con el agua de su palacio. Fue de prisa a lavarse y con un balde de agua, mojó a su hija. Iris no pudo recordar nada de lo que había sucedido desde que abrazó a su padre. Finalmente, Midas fue lo suficientemente sabio para saber que había algo mejor que todo el oro del mundo: el latido de un pequeño y tierno corazón que le amaba verdaderamente.

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