Después de abandonar a Circe, Ulises recordó las advertencias de ésta misma sobre una isla de sirenas. La isla, era igual que un diamante que centellaba; las sirenas, eran las mujeres más bellas de todo el mundo. Eran hechiceras, que con sus cantos hacían que los hombres saltaran del barco hacia el mar y tratando de llegar a ellas, morían ahogados. Circe le dijo que la única forma de pasar por la isla era tapándose los oídos con cera para quedar sordos ante sus cantos.
Mientras navegaban, todos los hombres de Ulises se pusieron los tapones de cera, excepto él. A cambio, pidió que lo amarraran al mástil lo más fuerte que pudieran y les dio ordenes de apretar más los nudos si él se quería soltar.
En efecto, al pasar junto a la isla, las mujeres eran muy bellas. Comenzaron a cantar y a saludar para atraer a los hombres. Ulises, no pudo contenerse y comenzó a retorcerse para poder liberarse de la cuerda hasta el punto de que su piel comenzó a sangrar. Le gritaba a sus hombres que lo dejaran libre, que él era el rey. Sus hombres, hipnotizados y sordos, no atendieron a sus peticiones y el barco siguió su rumbo.
Poco después sus hombres lo desataron y curaron sus heridas; Ulises volvió a ser el mismo. Desde ese entonces se dice que Ulises ha sido el único hombre que ha sobrevivido y escuchado los hermosos cantos de las sirenas.

Ulises, se dejo llevar por la belleza de las sirenas!
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