jueves, 15 de octubre de 2015

Cupido y Psique

Hace mucho tiempo, vivía una hermosa princesa en un palacio con el bello nombre de Psique. Era una niña muy bonita pero no era nada feliz. Su problema fue que ella era muy bonita, los jovenes de su edad no se atrevían a hablarle. Sus hermanas mayores le tenían envidia porque ella era más hermosa. Todas las personas del reino la visitaban de lejos para observala y a ella le fue incomodando poco a poco. 
  Las personas dejaron de visitar y adorar a Venus, la diosa de la belleza, sólo por ir a ver a Psique. Esta acción molestó a Venus, tanto que sintió envidia y le dijo a su hijo Cupido que castigara a Psique. El castigo consistía en hacer que Psique se enamorara del hombre más ruin del mundo.
  Cupido encontró a la muchacha acostada en su cama y la flechó; tenía que derramar agua en sus ojos para que se enamorará del hombre más despreciable, pero al ver sus ojos se enamoró de ella. No pudo creer que una mujer tuviera la belleza de una diosa. Se enamoró de Psique. 
    Sin embargo, Psique pensó que todo lo que había visto era un sueño, pues vio al hombre ideal, muy guapo con unos ojos cautivadores que le decían que lo esperara, que algún día iba a llegar. Y así fue, Psique pasó mucho tiempo siendo feliz por ese sueño. 
   Un día, estaba pensando que las personas no debían dejarse llevar por la belleza, pues ella la encontraba odiosa y que la verdadera belleza se encontraba en el interior. De repente, sintió que flotaba y volaba por los cielos hasta un palacio muy bello. Sabía perfectamente que será de un dios. Había mucha comida esperando por ella,  cuando escuchó una voz que le decía: gracias por esperarme, Psique. Ella inmediatamente reconoció la voz de su sueño. Él le dijo que no debía verlo, que tenía que confiar en él y su amor. Psique aceptó pero no por mucho, tenía curiosidad de ver quién era su amor. 
  Un día decidió prender un vela cuando su esposo se acercara a platicar con ella para saber quién era. Y así fue, se dio cuenta de que se trataba de Cupido, el dios del amor. Esta acción no le agradó a Cupido, pues era un acto de desconfianza y en el amor no debía existir desconfianza. 
   Cupido se desvaneció del palacio y Psique despertó llorando... No sabía si era un juego de su mente o una realidad. 


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