Todo comenzó hace mucho tiempo, había un niño en Grecia llamado Faetón, quien era muy feliz excepto por la idea de que no conocía a su padre. Un día, su madre decidió confesárselo: Es hora de que sepas la verdad -le dijo-. Tu padre es Helios, el dios del Sol.
Él no creía que eso fuera posible, así que su madre lo invitó a que fuera a escucharla verdad de su propio padre y así fue. Antes del amanecer, su madre le dijo que caminara lo suficientemente lejos para llegar al palacio de su padre, que siguiera hacia donde sale el Sol.
Después de un largo trayecto y sentimientos de desorientación, por fin llegó al brillante y cegador palacio. Pudo vislumbrar a Helios, sentado al centro de un trono y alrededor de él estaban el Día, el Mes y Año, las Horas y las cuatro estaciones, cada una con un objeto correspondiente a su carácter.
Helios, tan emocionado por la visita de su hijo, se ofreció a cumplir cualquier capricho que él tuviera, así que el hijo nada tonto, le pidió conducir el carro del Sol, sólo por un día. Ante las advertencias de Helios,sobre el peligro y una posible muerte, Faetón siguió obstinado. El que es demasiado valiente es un tonto- le dijo Helios-.Un Dios no puede faltar a su palabra y el Sol debe salir.
Helios condujo a Faetón hacia los fieros caballos de fuego. No uses el látigo-le dijo-. Si vas muy alto quemarás el Monte Olimpo y si vas muy bajo... Faetón no terminó de escuchar la frase, y comenzó a volar por el espacio.
Comenzó a sentir vertigo y se desplomó en el carruaje, provocando que los caballos se asustaran y comenzaron a alejarse de su curso. En la Tierra, todos pensaban que era el fin del mundo, pues la temperatura bajó hasta cero y más. Pero, de repente todos se alegraron, pues el sol parecía que regresaría a su tamaño normal, pero siguió creciendo y creciendo hasta que toda la Tierra ardía en llamas, sólo quedaba arena seca y caliente.
Desde el Monte Olimpo, Zeus enfurecido, aventó un rayo a Faetón para que cayera como una estrella fugaz y los caballos siguieran su curso. Desde aquel día hasta ahora, Helios no ha dejado a nadie más conducir el carro del Sol.

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