lunes, 31 de agosto de 2015

Ceres y Proserpina

Los griegos creían que en una Edad de Oro, donde siempre era verano y las plantas permanecían verdes todo el año. Esto era así, porque decían que Ceres, la diosa de las cosechas había amado más a la tierra en aquellos días. Ésta dejó el Monte Olimpo para vivir entre las flores y los campos sobre los que gobernaba.
Ceres era un ama de casa como cualquiera. Vivía con su hija Proserpina,que era muy hermosa y sólo la gente feliz puede ser hermosa, y la felicidad era lo habitual en Proserpina. A Ceres le gustaba que Proserpina le llevara flores, y se pasaba todas los días cortando flores hasta el atardecer. Pero una noche, Proserpina no llegó a casa. Ceres deseó ser humana,  pues un dios no puede llorar.  Cuando amaneció salió a buscarla, primero fue a buscar a las amigas de su hija quienes se sorprendieron con la noticia. Estábamos cortando flores ayer en la tarde.- dijeron - Se alejó un poco. Buscaba cierta flor especial, como no regresaba pensamos que había llenado su delantal y se había ido a casa.  
Ceres le preguntó a todo el que veía, la buscó todos los días, fue a todos los países y a todos los continentes. Pasó más tiempo. Ceres regresó a su casa y pasó un largo tiempo sin moverse y sin abrir los ojos a un mundo tan cruel. Un día escuchó un ruido y esta vez abrió los ojos, encontró tirado el cinturón de su hija. Miró alrededor. Nada. Nadie. A Proserpina se la ha tragado la tierra -se dijo-. Tierra malvada, ya no dejaré crecer las semillas, ahora serás parda y seca.
Ceres fue hacia el Monte Olimpo y Zeus la recibió diciendo: Te hemos esperado mucho tiempo desde que Cupido distaró esa flecha con punta de oro. Ceres no entendía nada, recordó que Cupiodo era un niño dios travieso, siempre llevaba un arco y un carcaj con flechas. 
 Zeus le explicó que Plutón, Dios del Infierno y Rey de la muerte había sido flechado accidentalmente y se enamoró de Proserpina mientras recogía flores. Llevándosela a la fuerza y sin dejarla regresar. 
Todos los dioses sabían que era el fin de la Tierra, pues morirían la naturaleza y los humanos. 
Mientras tanto, en el infierno, Proserpina extrañaba a su madre pero le encantaba ser reina . Finalmente decidió que pasaría la mitad del año con Ceres y la otra mitad con su esposo Plutón. Por eso, Ceres está feliz en los meses calurosos,  y cuando su hija se marcha con su esposo llega el invierno. 

viernes, 28 de agosto de 2015

Ícaro y Dédalo

Dédalo fue un inventor griego muy famoso por su gran inteligencia e ingenio. Hubo un cierto rey de atenas que empezó a sentir celos de él, así que mandó a sus soldados a que lo capturaran y lo exiliaran a una isla cercana a Grecia junto con su hijo Ícaro.
    Un día, Dédalo estaba pensando en una forma de salir del exilio y supo que no podía escapar ni por tierra ni por mar, sólo tenía al aire como su único aliado. Mandó a su hijo Ícaro a recolectar plumas por toda la isla, mientras que él buscaría cuerdas y cera para crear unas alas artificiales y así ambos poder escapar. Hay veces -dijo- en que el hombre debe tratar de hacer con ingenio lo que los dioses hacen sin esfuerzo.
    Cuando sus alas estuvieron terminadas, subierona la punta de un risco mientras que Dédalo le daba indicaciones muy precisas a su hijo, éste estaba muy ansiso por emprender el vuelo. Vuela por el camino del centro. -advirtió- Si vuelas muy bajo, el agua puede mojar las alas; y si vuelas muy alto, el calor del Sol derretirá la cera que las mantiene unidas. 
     Dédalo extendió sus alas y saltó, cuando Ícaro vio que sí funcionaban las alas del padre, fue detrás de él, aleteó rápidamente y voló muy entusiasmado, tanto que olvidó lo que su padre le advirtió.Voló tan alto que efectivamente, el Sol derritió la cera de sus alas y cayó en el mar. Al darse cuenta, Dédalo ya no pudo hacer nada. Regresó a Grecia sano y salvo, pero muy triste por la pérdida del hijo.
     Desde ese entonces a la isla se le dio por nombre Icaria, para honrar la memoria de Ícaro. Hay quienes dicen que si miras, puedes ver su arcoiris de plumas de colores iluminando la superficie del soleado mar. 


lunes, 24 de agosto de 2015

El mito de Faetón

Todo comenzó hace mucho tiempo, había un niño en Grecia llamado Faetón, quien era muy feliz excepto por la idea de que no conocía a su padre. Un día, su madre decidió confesárselo: Es hora de que sepas la verdad -le dijo-.  Tu padre es Helios, el dios del Sol. 
   Él no  creía que eso fuera posible, así que su madre lo invitó a que fuera a escucharla verdad de su propio padre y así fue. Antes del amanecer, su madre le dijo que caminara lo suficientemente lejos para llegar al palacio de su padre, que siguiera hacia donde sale el Sol. 
 Después de un largo trayecto y sentimientos de desorientación, por fin llegó al brillante y cegador palacio. Pudo vislumbrar a Helios, sentado al centro de un trono y alrededor de él estaban el Día, el Mes y Año, las Horas y las cuatro estaciones, cada una con un objeto correspondiente a su carácter. 
    Helios, tan emocionado por la visita de su hijo, se ofreció a cumplir cualquier capricho que él tuviera, así que el hijo nada tonto, le pidió conducir el carro del Sol, sólo por un día. Ante las advertencias de Helios,sobre el peligro y una posible muerte, Faetón siguió obstinado. El que es demasiado valiente es un tonto- le dijo Helios-.Un Dios no puede faltar a su palabra y el Sol debe salir. 
   Helios condujo a Faetón hacia los fieros caballos de fuego. No uses el látigo-le dijo-. Si vas muy alto quemarás el Monte Olimpo y si vas muy bajo... Faetón no terminó de escuchar la frase, y comenzó a volar por el espacio.
     Comenzó a sentir vertigo y se desplomó en el carruaje, provocando que los caballos se asustaran y comenzaron a alejarse de su curso. En la Tierra, todos pensaban que era el fin del mundo, pues la temperatura bajó hasta cero y más. Pero, de repente todos se alegraron, pues el sol parecía que regresaría a su tamaño normal, pero siguió creciendo y creciendo hasta que toda la Tierra ardía en llamas, sólo quedaba arena seca y caliente. 
     Desde el Monte Olimpo, Zeus enfurecido, aventó un rayo a Faetón para que cayera como una estrella fugaz y los caballos siguieran su curso. Desde aquel día hasta ahora, Helios no ha dejado a nadie más conducir el carro del Sol. 
       

viernes, 21 de agosto de 2015

Historias viejas, muy muy viejas...

Me gustaría comenzar adentrándonos en el tema tan extenso de la mitología con un panorama bien definido de cómo comenzó todo. 


"Un historia realmente buena se hace vieja, pero nunca se muere. Se le sigue leyendo aun después de que el nombre del autor fue olvidado. Continúan contándola mucho después de que el idioma del autor dejó de hablarse. Una historia excelente no vive sólo centenares de años, sino milenios".  
                                                                                                          -Robinson Potter.


   Durante mucho tiempo los griegos han vivido en Grecia, un país situado en la región sur de Europa. Todos sabemos muchas cosas sobre los griegos, tenemos una imagen y una concepción amplia sobre ellos. Como ya se sabe, los griegos eran politeístas, cuando no podían explicarse algo al mirarlo se inventaban una historia que sus dioses protagonizaban, fue así como surgieron los mitos. Ellos poseían pocos libros y tenían que redactarlos a mano, por esta razón sus historias se contaban de pueblo en pueblo, en lugar de leerse. Fue en este momento donde crearon el Monte Olimpo, lugar donde inmortales Dioses altaneros y Diosas caprichosas, vivían en el cielo alejados de la Tierra al contrario de los humanos. No debía faltar la persona que dirige, una persona respetable y temida al mismo tiempo que pueda controlarlo todo: lo llamaron Zeus el Dios, quien poseía el poder de lanzar rayos y relámpagos, como ninguno otro...


¡Bienvenidos, simples mortales!



Este blog está diseñado con la única intención de cultivarlos un poco con respecto a la mitología de la cultura griega y su cosmovisión. Lo que he hecho fue una recopilación de los mejores mitos, desde mi punto de vista.

Es importante resaltar la importancia de este trabajo, pues más allá de una buena calificación, lo que realmente cuenta es el hecho de preservar estos relatos que persisten en nuestra cultura, así como también realzar su valor intrínseco como historias interesantes y que nos proporcionan la ampliación de su acervo de literatura, nuestro conocimiento, y por lo tanto de nuestra mente.

De verdad, espero que al menos uno sea de su agrado y puedan compartirlo con la primera persona que se les venga en mente y así mantener un buen tema de conversación para salir de la rutina. 

 Me gustaría aclarar que los textos que aquí redacte son auténticos, generados por mí materia gris, basándome en pensamientos del autor Robinson Potter, quien publicó el libro "Mitos y Leyendas del Mundo" en 1983.